Vísperas del silencio
domingo, 20 de abril de 2014
Ana Rodríguez Fischer: El poeta y el pintor
jueves, 30 de enero de 2014
"El mundo está todo aquí dentro".
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Silencios
lunes, 17 de enero de 2011
Bohumil Hrabal: Una soledad demasiado ruidosa
Los libros, la literatura y el pensamiento se pasean por las páginas de este libro cogidos de la mano de Goethe, Schelling, Leibinz, Hölderlin, Lao Tse, Erasmo de Rotterdam, Hedel, Aristóteles, Platón, Sócrates, Shopenhauer, Camus, Demóstenes, Schiller, Nietzche , Kant o Cervantes.
Hanta, protagonista de la historia, hace treinta y cinco años que trabaja en una trituradora prensando libros y reproducciones de cuadros, Lo que a primera vista parece un trabajo monótono es para él un gozoso modo de vivir. Su relación con los libros que destruye por trabajo y salva por pasión se podría clasificar de amorosa y el resultado de su trabajo haciendo paquetes liados con alambres se convierte en arte.
“Todas las balas resplandecían deslumbrantes, me sabía mal tener que entregarlas tan pronto, me hubiera gustado disfrutarlas más tiempo, ir devorando con los ojos aquel espectáculo de imágenes superpuestas como una escenografía teatral, con el coro cansino de las moscas como música de fondo”

La creación artística sirve de motor de una extraordinaria trama que a través de un ritmo avasallador de pausas y remolinos nos introduce en la cotidianidad fantástica y aguda del viejo prensador que cada vez está más sólo y se va encerrando más en su propio mundo, en un universo particular que flota ingrávido en su mente.
“Apoyado en el mostrador de la cervecería Negra bebo una cerveza y me digo, a partir de ahora estás solo, a solas, solitario, tú sólo te tendrás que divertir, chico, hacer comedia contigo mismo hasta que te abandones, a partir de ahora únicamente remolinearán círculos de melancolía: avanzando retrocedes, sí, ‘el progressus ad originem es el regressus ad futurum’, es lo mismo, y tu cerebro no es nada más que un paquete de ideas comprimidas en la prensa mecánica.”
Esta soledad compartida tan solo con las ratas que habitan en su lugar de trabajo y con libros desechados por sus propietarios, se pasea por las calles de una Praga habitada por seres inauditos, estrafalarios, originales, débiles, ingenuos, puros y a veces demasiado golpeados por la vida, pero que de alguna forma llegan a encontrar cierto encanto en ambientes tan adversos, dejando la certeza de que el alma humana sólo es bella cuando está tatuada por cicatrices.
El presandor de libros vive en un país que sabe leer y escribir desde “quince generaciones atrás”, vive en un “antiguo reino donde siempre ha persistido la costumbre y la obsesión de atiborrarse pacientemente la cabeza con ideas e imágenes que aportan un goce indescriptible y un dolor más grande aún”, vive “envuelto entre personas dispuestas a dar incluso la vida por un paquete de ideas bien prensadas”.
Cada anochecer se dirige a su casa después del trabajo inmerso en una profunda meditación y con varios libros salvados de morir en la prensa y de los cuales espera que le expliquen algo sobre si mismo. Los libros le enseñan y de ellos aprende que “el cielo no es humano en absoluto y que un hombre que piensa tampoco lo es, no porque no quiera, sino porque va contra el sentido común”. Entre líneas y con sarcasmos se nos plantea que leer es un conocimiento y también un extravío. Hanta dice “Soy culto a pesar de mi mismo y ya no sé qué ideas son mías, surgidas propiamente de mí, y cuáles he aprendido leyendo”.

B. Hrabal buscó el arte en la decadencia, la marginación, la dejadez, la derrota y en la miseria visual y verbal en la que el hombre había convertido al hombre. Ninguno de sus lectores puede resistirse a la magia de su narración en primera persona y al atractivo de estos quijotes de la cotidianidad, provenientes de las fábricas y las cervecerías. En Una soledad demasiado ruidosa se entretejen reflexiones sobre el significado de la creación artística, la inconsciente mirada hacia una seductora ciudad, la reminiscencia de una soledad existencial totalmente asumida y la constante exploración del universo literario.
lunes, 13 de diciembre de 2010
La caperucita de Carmiña.

Buscando información sobre la autora salmantina, encontré que la editorial Violeta infantil dentro de su colección de biografías, tiene una que lleva por título Carmen Martín Gaite, a la aventura subida en una pluma. El texto va a cargo de Luis Antolín y no tiene nada de extraordinario, pero las ilustraciones del libro están realizadas por Juan Manuel Santomé y están realmente muy bien. (Por eso me he permitido la licencia de ilustrar esta entrada con algunas de ellas).
La historia publicada por Violeta infantil pretende dar a conocer la vida de Carmen Martín Gaite a los niños y empieza definiendo a la escritora como una hada en Nueva York, haciendo así un guiño a la novela Caperucita en Manhattan.

Carmen Martín Gaite conoce a la perfección el clásico no sólo por su recuerdo de la niña que escucha cuentos tradicionales con pasión; sino también por su labor como traductora del francés los cuentos de Perrault y del inglés los cuentos de hadas victorianos.
La caperucita de Gaite se sitúa en Manhattan y tiene un nombre: Sara. A diferencia del clásico, el relato busca una realidad concreta y urbana. Se nombran los lugares y los personajes: estos se convierten en individuos con historia, con una biografía que los convierte en quienes son.

Frente a estos personajes aparecen otros que en el cuento tradicional no existen. Uno de ellos es Aurelio Roncali que es un señor que vivía con la abuela, que tiene una librería de viejo y al que Sara nunca llegó a ver: por eso tiene que inventarse a este personaje. Para ella la librería “Books Kingdon” era como un una casa en miniatura, llena de escaleras y habitada por enanos, un refugio literario, un universo a su medida. Lo misterioso, lo diferente es lo que provoca la imaginación y hace nacer historias, por eso Sara “prefería inventarse por su cuenta como era el país sobre el cual mandaba, ya que no la dejaban ir a verlo”. El otro personaje vital en la historia y que tampoco aparecen en la versión clásica del cuento es Miss Lunatic, una especie de vagabunda y de hada, un ser diferente y libre que cuenta historias y a la que le encanta que le cuenten cosas. Sus recuerdos la sitúan al límite entre la realidad y la ficción: dice vivir de día en la estatua de la Libertad, en “estado de letargo” y confiesa tener ciento setenta y cinco años, pues llegó a Nueva York el año en que trajeron la estatua desde Francia. En el encuentro de caperucita y Miss Lunatic se produce cuando Sara ha escapado de casa de sus padres y al verla le acechan todas las dudas y miedos y confiesa haberse salido del camino señalado puesto que esta viajando sola y sin permiso de nadie, se ha desviado de la ruta más corta y directa. Sin embargo el encuentro con este personaje significará para Sara el encuentro con un interlocutor que “nunca había encontrado un quehacer más importante que el escuchar historias”; y le ofrece la oportunidad de perder el miedo a la libertad y le revela el secreto que encierra la estatua neoyorquina “por a ver sido capaz de ver lo que otros no ven”. Este personaje alienta a Sara a que realice un paseo por Central Park porque “en los bosques se pensaba muy bien” y a no mirar nunca para atrás.


martes, 23 de noviembre de 2010
Carlos Edmundo de Ory: el postismo

Según el primer manifiesto postista, este ismo se define como “el resultado de un movimiento profundo y semiconfuso de resortes del subconsciente tocados por nosotros en sincronía directa o indirecta (memoria) con elementos sensoriales del mundo exterior, cuya función o ejercicio la imaginación, exaltada automáticamente, pero siempre con alegría queda captada para proporcionar la sensación de la belleza o la belleza misma, contenida en normas técnicas rígidamente controladas y de índole tal que ninguna clase de prejuicios o miramientos cívicos, históricos o académicos puedan cohibir el impulso imaginativo.”
Los postistas creen que la poesía lo mismo nace de la idea que del sonido, de la imagen plástica que de la palabra, y de que la palabra, manejada sabiamente, adquiere valores insospechables aún no estudiados. Creen que el ritmo es inexcusable en las formas musicales, plásticas y poéticas y que uno de los ejercicios puros en poesía es “el metro con su hermana la rima”. Tratarán de seleccionar los elementos que tienen a su alcance, dándoles una razón plástica o cambiando en ellos características que puedan ser comunes a otros objetos para conferirles un poder expresivo nuevo dentro de la verdadera composición. Esto supondría la liberación de la palabra a través de la lógica del absurdo.
Un claro ejemplo de esta nueva poética lo encontramos en los poemas de Carlos Edmundo de Ory como en Soneto Paranoico:
Solo en el mundo con mi media oreja
y una cortada flor en el semblante
bajo a la mina honda del diamante
que no tiene raíz ni tiene reja.
Mas como soy del odio tenue abeja
manada de algún duende nigromante
peinaré de mi espalda el monte amante
y con heces de concha de la almeja.
Mi paranoia de lolao y Averno
¡hola pato de oro hola marea
donde la mar merece su medusa!...
Y creo que de cebra tengo un cuerno
y de llama una pata panacea
que se gasta en mi alma y que se usa.
Madrid, 1945
El movimiento no gozó de gran simpatía y no se tomó en serio por la crítica de aquel momento; sin embargo algunos jóvenes escritores se convirtieron en abanderados del nuevo movimiento literario y los defendían en las revistas a capa y espada, como por ejemplo Aldecoa que hizo “cómplice y paladín del magnífico engendro” y dedicó el siguiente poema, con el concluyo esta entrada, a Carlos Edmundo de Ory.
SONETO A LOS AMIGOS
¿Qué hay luciérnaga vieja, qué hay canoro!
¿Qué no hay desmedido entre elefante,
entre rijoso can y espeluznante
cisne mohoso y baobab sonoro?
¿Quién te ha roto el ombligo y en qué poro
de tu Himalaya te guardaste amante?
Quién te ha dado la hormiga y el sextante
para medir tu verso y tu tesoro?
Entonces... ¿qué haces ahí, junto a la esquina,
tan dulce, al mismo tiempo tan callado,
que un jardín te ha brotado entre los labios?
Estás sentado sobre tu honda mina
como un buda dormido en lo ignorado,
como un hombre sin pan, como los sabios.
Ignacio Aldecoa, Todavía la vida. 1947
lunes, 15 de noviembre de 2010
No te quieres enterar.... yé, yé yé yé!!!!
Del artículo se desprende que el objetivo de estas nuevas normas es el de la unidad de la lengua en cuanto a su ortografía. El español tiene diferentes variedades léxicas y fónicas pero una única manera de escribir las palabras, así pues “coger” significan cosas diferentes en España o en Argentina, pero se escriben de la misma forma a cada orilla del atlántico.


Pero las novedades de la RAE no residen tan sólo en dar un nuevo nombre a las letras sino que además suprimen la grafía q cuando no va delante de e o i para designar el sonido /k/; así pues a partir de ahora hay que escribir cuórum, Irac, etc. Según dice el coordinador de la nueva ortografía esto responde a las “incongruencia con las reglas”.
Y yo después de pensar en estas nuevas normas me pregunto… ¿qué pasa con la “h”, o con las “g” y “j”, o con la “x” de México, donde presentarán la nueva ortografía?
La lengua es un organismo vivo que cambia constantemente gracias al contacto con otras lenguas y al uso de los hablantes y esto es lo que hace que su estudio sea interesante. Pero lo que realmente me asombra es que en estos momentos en los que los estudiantes cada vez escriben peor (ortográfica, léxica y gramaticalmente); en los que lo ha aparecido una nueva manera de escribir a través del correo electrónico y de los mensajes a través del teléfono móvil, la RAE esté preocupada en cosas tan importantes como llamar a la i griega, ye.